Amanecía sobre las sierras, apenas iluminadas por un rojo sol de otoño
cuando Iginio Bravo
se dio cuenta que estaba completamente solo y
vivo .Miró a su alrededor y solo vio pampa y cielo y un agrio olor a
sangre
y polvo que el viento
desparramaba para el lado del arroyo
bordeado de achiras.
Sus ojos recorrieron el entorno
mientras se erguía ...
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