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Blog de mirtaesteves
23 de Julio, 2013 · General

La última foto

Jamás había pensado en su propia soledad  hasta que un día comprendió  que su vida había sido  un espacio de tiempo apresado  por los recuerdos de los días pasados

Uno nacía  a la luz después de vivir en las penumbras, pensaba, y el quería volver a vivir la oscuridad,  transitar la línea recta entre  la realidad y la imagen distinta del mundo abrazado por la noche –

Tal vez por eso decidió ser fotógrafo,  porque  en esta profesión no hay lugar  para nada que no sea  lo real, concreto  y aceptable para los sentidos.

Suponía que el tiempo no admitía repeticiones, que cada momento era único y este avanzaba sobre el que seguía  en una perfecta concatenación de tiempo y que la infinitesimal vida de uno de esos momentos podía quedar atrapada para siempre en una imagen.

Decidió ser un fotógrafo nocturno, la noche  entrañaba, según lo pensaba, infinitas  formas de ver la realidad.

Por otra parte necesitaba trabajar y le pareció  la mejor  manera de pagarse los gastos diarios.

Caía la tarde, en la habitación la oscuridad avanzaba  ocupando los espacios vacíos. y hacían desaparecer los contrastes y los colores .en el ropero su cámara, aquella que había comprado con  la  herencia que su abuela le había dejado  brillaba reflejando la luz de un foco que pendía de un cable .

Ahora ‘pensaba en su abuela,

La recordaba  siempre en la cocina de la casa, era una mujer  pequeña y de mirada dulce , el tiempo había borrado el celeste luminoso de sus ojos pero aun eran vivaces  y tenían un suave destello

Su abuela lo había criado a la muerte de su madre, aquella mujer había construido un mundo que contenía a todos, como un enorme cordón umbilical   .

Pese a todo había logrado  hacer de el un hombre que podía luchar por su futuro a golpes de corazón.

Se miro al espejo  y sonrió,  los recuerdos le habían entibiado el   pecho .Colocó sobre  la cama, que cubría una  frazada morada y beige , su cámara ,esperaba que la noche apareciera por los vidrios sucios  del cuarto

Era un maestro en el juego personal de sorprender, como un asaltante  a aquellos  a los que les robaría un rectángulo de su existencia nocturna.

Su cámara era  para él un pequeño demonio  de la creación,  aquel pequeño artefacto plateado  le permitía ver el mundo diferente.

Dejó  de pensar en el significado de su máquina y decidió salir a la calle .Enfilo por un estrecho pasillo a medias iluminado y abrió el cancel que rechinó sobre sus bisagras.

Hacia frio esa noche,  apretó contra su cuerpo el sobretodo gris s y se lamentó de no haberse puesto el sombrero  Luego de palpar la cámara que colgaba de su cuello  camino por las veredas estrechas e iluminadas  hacia la zona del puerto.

Cuando llego el lugar estaba vacio, el viento movía y hacia chirriar las luminarias escasa  que colgaban de los postes

Algunos pocos transeúntes,  noctámbulos y ebrios  caminaban vaya a saber hacia donde .Disparó  su flash sobre un par de ellos que ni siquiera se percataron de la acción.

Se recostó sobre la muralla de cemento, mientras miraba el mar  que abrazaba lascivamente a la orilla oscura.

Un grupo de muchachones, ebrios le grito un improperio a lo que contestó con un insulto.

Uno de ellos se volvió  y en su mano brillaba un elemento  que reflejó la luz de los faroles,

Miró a su alrededor, la noche era  cerrada No había nadie  en ese lugar

Esta completamente solo, no había visto a nadie en metros a la redonda, sintió miedo de su soledad, Debía vencer el temor, no era posible que  se asustara  ante un joven algo ebrio   Se recostó en la baranda  y esperó, escuchaba los pasos que se acercaban, cuando un perfume penetrante y agrio, lo obligó a darse vuelta.

 

Recostada sobre la baranda  diviso una figura de mujer. Parecía joven, esbelta y muy delgada.

 Su presencia le permitió recobrar la calma y entonces Se  entusiasmó con la   posibilidad de lograr algunas  fotos  y se acercó a  ella.

Miro su reloj solo faltaban diez minutos para la medianoche.

Disculpe –le dijo  mientras caminaba hacia ella –

.Solo deseo fotografiarla, es un instante nada más

La mujer lo miro,  con una mirada  extraña, como si mirara sin ver y él sintió la rara sensación  de que el mundo se desdoblaba  en miles de imágenes apenas perceptibles.

Intentó con esfuerzo reponerse de aquella sensación  cuando la mujer le respondió sonriendo:

-No me molesta que lo haga, de cualquier forma lo hará .le respondió Es su trabajo, no puedo negarme.

El fotógrafo  asintió y se dispuso a realizar el ritual  que le daría lo que buscaba. Su fotografía

Tomó  distancia, camino unos pasos hacia atrás  mientras centraba el ojo de la cámara sobre la figura de la mujer y disparo el flash.

Inesperadamente una náusea le subió  por la garganta hasta la boca  y un dolor agudo en el pecho lo dejo sin respiración.

Espero unos segundos hasta que el dolor pasara  mientras la mujer que lo miraba se acercó  y lo tomo de la mano .Sintió su frio contacto y lo invadió la sensación de que su cuerpo  era un saco de algodón

Le pareció que en ese segundo  partían  desde el centro de su pecho, infinitos destellos, líneas luminosas que lo arrastraban sin pausa hacia otro espacio ajeno, lejano y fuera del tiempo conocido

Como en una foto  las imágenes pasaban ante sus ojos .Vio a su madre con los ojos cerrados, aquella noche en que partió para siempre, a su abuela regañándolo y  su amigo del alma   abrazándolo en un andén de  la estación de trenes.

Luego sintió  como  que un rayo  le hubiera atravesado la cabeza  y después nada.

  No sabe cuanto estuvo en esa situación,  como un hombre que ha perdido la noción de su espacio y su tiempo .Cuando pudo reaccionar vio a la mujer que  lo miraba con una mueca dibujada en sus labios

 Se acercó a él y lo tomó del brazo, le sonrió con una sonrisa  que era una respuesta muda a su pregunta  y le dijo ;

-Ser fotógrafo es una profesión apasionante, las fotos son como los espejos, cuentan incansablemente la misma realidad.

El hombre no podía responder. su garganta estaba seca y su lengua no le respondía .

La mujer continuo hablando, sin importarle si la escuchaba, con  sarcasmo le espetó.

- La verdadera apariencia de cada uno no puede ser captada por una cámara,

Tampoco retener un espacio de tiempo, como si fuera  una manera de escapar de él, porque no es así como se escapa de la muerte, no es  aniquilando horas  ni perpetuando el presente.

Los fotógrafos y los poetas tienen esa veleidad indiscutible de querer retener el tiempo, le dijo mientras reía  con una risa profunda  y opaca

El fotógrafo  asintió con la cabeza   al par que seguían caminando  por un sitio que no pudo precisar con exactitud,

Sentía el ruido del mar que golpeaba contra el muelle. Experimentaba una suave placidez

Miró  a su alrededor. Una oscuridad cerrada lo envolvía, el sonido estridente de  la sirena de una ambulancia  lo saco de sus cavilaciones

Quiso  compartir  un comentario, pero en vano  buscó a la mujer que  había caminado a su lado , no pudo percibir su presencia y sintiéndose solo , siguió su camino.

Miró hacia el espacio tenuemente iluminado por los faroles  allí una grupo de personas asistían a un  hombre que yacía tirado sobre la acera.

 Los enfermeros de guardapolvo blanco  levantaron al hombre caído sobre el puente.

Se esforzó para observar la escena desde lo alto del puente  .Los enfermeros  colocaron en la camilla  el cuerpo de un hombre, del que solo vio su sobretodo gris.

Colgando de su cuello  el murto llevaba una cámara fotográfica ..

Con pasos cansados cruzó la calle. Esa noche volvería temprano a casa, se sentía cansado.

Al otro día los diarios anunciarían en su página de policiales que la policía buscaba al asesino de un fotógrafo cuyo cadáver había sido hallado sobre el puente del rio, en la noche anterior

 

 

-------         La muerte agurda en las ruinas --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------La La ciudad parecía arrasada .Sus calles eran un basural que el viento llevaba de un lugar a otro .
El olor nauseabundo invadía todos los rincones de las calles vacías.
Desde la ventana del edificio en el que vivía , solo , desde que todos habían muerto ,Emir miraba el paisaje aterrador .
Por seo vio cuando a media tarde llegó aquel hombre.
Lo descubrió caminando hacia el edificio y su carrazón latió diferente.
Hacia mucho tiempo que nadie venia por allí.
Solo de vez en cuando pasaba algún camión cargado de soldados en sus trajes ocres y entonces él se ocultaba entre los escombros.
Emir se acomodó en el alfeizar de la ventana para ver mejor a aquel visitante .
El hombre no se percató de su presencia y siguió su camino hasta desaparecer en el interior del edificio.
Con curiosidad el niño bajó la destrozara escalera, hasta llegar ,con sigilo a la planta baja .
Desde allí pudo verlo, Estaba de pie en el marco de la puerta , recortada su figura por la luz brillante del día .
Vestía un oscuro traje y sombrero negro.
Al ver a Emir se acercó y le sonrió. Emir inclinó su cabeza y pensó que parecía diferente a los que siempre habían pasado por allí.
El hombre avanzó hacia el centro de la habitación. , al encuentro del niño, mientras le decía:
-he venido a buscarte pequeño. Tu padre me dijo que aquí te encontraría.
-A mi padre lo mataron los soldados y también a mi madre,
-He venido a llevarte conmigo.
El niño se alegró con la noticia, pensó que tal vez no seria posible abandonar ese lugar pero no quiso alarmar al hombre con sus prevenciones.
No iba a decirle que era imposible salir de allí, que estaban condenados que todos los que lo habían intentado estaban muertos.
Se sentó sobre una lata oxidada y le contó de que manera se había salvado de la muerte escondiéndose de día y saliendo solo de noche a buscar alimentos y agua que le permitieran sobrevivir.
El desconocido lo miró fijamente mientras le decía:
-Han llegado tus días de paz Emir .Vendrás conmigo ,te llevaré a un lugar que no conoces, es verde , con un rio cristalino donde las aves vuelan en libertad y los niños juegan en los jardines de sus casas .
-Me gustaría vivir en un lugar así, dijo el niño
-Tú puedes hacerlo posible ?podremos salir de aquí sin que nos vean los soldados y nos persigan hasta matarnos?
El hombre lo miró con una mirada dulce y le dijo mientras le extendía su mano ;
_Si podremos .Nadie nos verá porque seremos invisibles .
Emir sintió la mano del desconocido acercándolo a su cuerpo , se aferró fuertemente mientras el hombre le decía :
_Ya es tiempo niño , otra vida te espera , en otro lugar .
Ambos caminaron por la calle desolada hacia la puesta del sol , que pintaba el horizonte como una gran mancha rojiza Emir se sintió liviano como una pluma llevada por el viento , mientras una sensación placentera le recorría el cuerpo pequeño
Los soldados en su recorrida esporádica por el pueblo , hallaron esa mañana , en una habitación de un edificio abandonado ,el cuerpo de un niño de doce años que yacía ,con el rostros hacia el techo ,con una sonrisa indescriptible en su rostro..
 
 
                            PAMPA AL SUR
Amanecía sobre las sierras, apenas iluminadas por un rojo sol de otoño  cuando Iginio Bravo  se dio cuenta que estaba completamente solo y vivo .Miró a su alrededor y solo vio pampa y cielo y un agrio olor a sangre  y polvo que el viento desparramaba para el lado del arroyo  bordeado de achiras.
Sus ojos recorrieron el entorno  mientras se erguía   desde le suelo  en el que lo habían dejado, equivocando la muerte los indios boroganos .
La batalla había comenzado al amanecer  cuando la alarma del sol anunciaba  el calor del verano  en la interminable llanura que se extendía mas allá de la esperanza.
El general Rauch había decidido el ataque a  muerte y cada milico sabía  que era él o el hereje.
Iginio Bravo también lo sabia y no le sorprendió el resultado  que lo atestiguaba  Hombres ,mujeres, y niños que no habían logrado llega r a la orilla  espesa de sauces y achiras  ara esconderse del  ejercito ,yacían  con sus cuerpos inertes  junto a hombres de piel oscura y crespones en  el pelo ,que miraban el cielo sin verlo , con un rictus  de muerte en el rostro .
El ataque había sido consumado  y las huestes del cacique Negro yacían  con el vientre  a la espera de los carroñeros  junto a aquellos otros que se diferenciaban pòr lo azul del uniforme.
Iginio Bravo era un hombre acostumbrado a esquivar los guascazos de la vida  y no perdió la serenidad de su animo, aunque una  sensación nauseabunda le subió hasta la garganta  y un dolor profundo le aguijoneo el pecho hasta el corazón ,
Le pareció que había transcurrido un siglo desde aquella  masacre  cuando el general , espanto de desierto ,  disemino muerte a diestra y siniestra  movido por la ambición  por la tierra aun virgen  y entonces hizo recrudecer el odio   tocando a locura ,desatando la crueldad contra aquellos que defendían su tierra  que era suya  desde siempre .
Sintió  sed, la garganta ríspida no lo dejaba respirar .A paso lento divisó el arroyo que corría manso entre las piedras.
El grito de un tero lo sobresalto y sintió la humedad  del agua en el aire,
En la otra orilla  arenosa, cerca del cauce Flora Gatica , escuálida , sus manos sangrantes  de arrastrarse entre las piedras  los pies  desgarrados por las espinas de los pajonales  salvajes .agazapada esperaba  ver llegar la noche .
Estaba segura que su manto la  protegería  del espanto final  y llegaría con ella el fin de su historia
Ahora, como tantas veces recordaba
Cuantas lagrimas derramadas ,pidiendo misericordia   deseando morir al amanecer  antes de que la luz de un nuevo día  descubriera  la realidad  de aquella toldería  con hombres y mujeres a los que   temía , tal vez  porque no los comprendía  o eran diferentes .
Flora Gatica  ,  oteaba el horizonte  mientras quitaba con el agua del arroyo  entre las cuencas de su s manos  las manchas de  barro y mugre de su cara  y arrancaba de sus orejas los dijes de hueso  intentando con esos actos borrar las huellas de su pasado .
El temor la apretaba con fuerza, no encontraba rumbo alguno en aquel desierto
La vida a la que quería retornar  solo volvía envuelta  en una nebulosa  espesa que parecía desaparecer por momentos.
En chispazos  s rápidos , su memoria recordaba el rostro  de los suyos tan lejanos  y con escalofríos  escuchaba  nuevamente  la voz del viejo Zorrilla gritando en medio de la noche-
-¡Malón , viene el malón ¡¡
Indios Hijos de perra ¡¡
Todo paso en un segundo. Eran como perros  salvajes lanzándose sobre la presa Ella fue el botín  y asi el desierto y el indio la hicieron su prisionera.
Desechó los recuerdos con un rictus amargo .Apretó sus manos contra su boca, pálida  a mas no poder ,vomito .
Luego lloró  de cara al cielo.
 Mientras la noche llegaba  sigilosa y las tinieblas  hacían una sola sombra de Flora y la tierra.
 
Iginio Bravo alimentaba aun resquemores  de cada sombra  que aparecía  en la pampa y le hacia  crecer la duda  y el temor  de que aquellos espectros recobraran vida  y vinieran por el.
El sueño le vencía los párpados  y la oscuridad se acentuaba en los ángulos  que ahuecaban su rostros ,al tiempo que recostaba su cabeza  el tronco de un árbol solitario .
Se vio  soldado , antiguo guerrero , sembrando desolación y muerte  en la extensión de la pampa .Pertenecía a esa legión de hombres   agazapados en la noche y cabalgando al sol ,  provocando a  la muerte , sin entender  el por que de esa saña  contra otros hombres que merecían vivir  libres en la llanura inmensa que podía contener a todos .
Iginio pensó que su vida no era mas que un miserable nombre en una nomina, escrita por aquellos que  esperaban en sus sillas de pana y roble, que la historia los privilegiara en su memoria a costa de golpes de muerte y dolor ajeno.
Recordó  los tiempos en que  había sentido la tibieza de un abrazo , que cobijara su destino errante .
La noche espesa lo sorprendió en sus cavilaciones y la oscuridad  lo abandonó a sus sueños  que entendió sin futuro.
Flor Gatica abrió los ojos, sus débiles piernas  apenas sostenían sus pasos vacilantes.
Había caminado largo trecho  en busca de algún signo  de vida, cuando vio al hombre dormido   al cobijo de un árbol .
Cuando el sol le golpeo la cara Iginio  sorprendido vio el rostro de Flora , los andrajos le cubrían el cuerpo  delgado  y su cabello reflejaba el sol con hebras rojizas.
Flor Gatica sintió miedo, pensó  por un instante, en huir de allí, pero la mirada de aquellos ojos negros  de Iginio le devolvieron la calma.
Las manos del hombre la ayudaron a erguirse  Flora miro el rostro  moreno, ajado por el viento  y quemado por el sol, hosco surcado por las marcas del tiempo y el sufrimiento.
Sintió  que al fin había llegado su redención y sonrió .Sintió bajo sus pies la brizna húmeda y después de mucho tiempo creyó que podía confiar en alguien.
Cerca, los carroñeros  volaban en círculos  sobre el espectáculo final de aquella porfía.
El silencio crecía  en la pampa  interrumpido a veces por el balido de una vaca o el relincho de los cimarrones.
Flora e Iginio se miraron largamente mientras el horizonte les marcaba el inicio de la nueva esperanza.
 
                         LA MANO SALOMÓNICA
                           
Mi primer encuentro con Jerónimo sucedió  cundo las ultimas horas morían en un día de marzo, poco antes de la llegada del invierno .Había llegado de Jerusalén después de una penosa travesía
Venía de una ciudad santa, la que había engendrado la gloria del altísimo y llevó a la cruz a un hombre venerado por otros hombres.
Había oído hablar de él a los pasantes de la feria,
- Tiene un pacto con Dios -decían, solo a él le respondemos los  perdidos de la gracia divina
Siempre viajaba solo llevando en su costado una espada y  el pecho un crucifijo y una bolsa de fieltro con aromas de incienso
Jerónimo era  monje de un antiguo monasterio de la compañía de Jesús que había dedicado parte de su vida a estudiar medicina  hasta que decidió abandonar el convento, cansado de las  tardes ociosas y de los rezos sin objeto  .Era un hombre de extrema piedad y había dedicado su tiempo a  ayudar a los pobres miserables que arrastraban sus penurias tras los muros de la ciudad de piedra. Todas  las noches salía  a recorrer las calles en busca de los que no tenían protección contra el frio y el hambre que los acuciaba .Con  especial predilección por acercar su misericordia a los que  arropados entre harapos comían  y dormían en las calles solitarias y frías  Desde hacia un tiempo buscaba entre aquellos paupérrimos, a los que los, habían caído en una especie de melancolía del alma, una locura persistente que les hacia ver el mundo diferente.
Aquellos que habían perdido la razón  apresados por una enfermedad  que los  había hecho sus prisioneros para siempre
La enfermedad que los acuciaba, era una cualidad siniestra, irracional que los separaba del mundo real y los hacia diferente a todos .Una cualidad del espíritu  que impedía  a los hombres pensar .
 
Dentro de sus cabezas resonaba un sonido fantasmal que los llevaba a desesperar en una terrible  batalla con ellos mismos.
Esa noche Jerónimo, conocido de mi padre quien era dueño de la única botica del pueblo había cenado en nuestra casa, conversó  con mi padre de los efectos de la melancolía en las personas y ambos no alcanzaron  a encontrar una explicación acertada al tema ,por eso cuando se estaba por marchar  le pedí que me dejara acompañarlo en sus recorridas por los suburbios , luego de dudar un poco accedió a llevarme con él..
Cuando salimos a la noche  el padre Jerónimo me hablo  de lo que posiblemente veríamos  , hombres y mujeres  arrojados al sufrimiento - seres abandonados por la mano de Dios que no saben que camino escoger y se hallan perdidos en sus sombras.-exclamó
Él, como médico y hombre de fe, sentía  un profundo respeto por los dolores que  ocasionaba a esos seres sufrientes la enfermedad.
Por eso aquella noche en la que el frio calaba hasta los huesos asistí al más terrible drama en el que la miseria y la demencia se dan la mano.
En un rincón oscuro, a la luz de una lumbre raquítica un hombre mascullaba maldiciones era en la penumbra apenas  una silueta oscura y fantasmal. Miraba con ojos desorbitados  hacia la nada oscura de la noche  Me estremeció su presencia .El padre Jerónimo  debió darse cuenta de ello y me  destinó una sonrisa cómplice para tranquilizarme
e. .
 
Nos acercamos al hombre quien nos miró  sin  vernos, mientras mascullaba palabras enredadas, como si fueran rezos, a la par extendía sus manos con las palmas hacia arriba en una actitud de desesperación.
El padre Jerónimo se dirigió al hombre con pasos dilatados .Cuando llegó  a él le tomo la mano, la miró  y me llamó,  mientras sostenía entre sus manos la del hombre.
Vi en la palma sucia un dibujo  extraño  .Pequeñas escrituras  atravesaban las líneas y en pequeños y sincronizados trazos.
El padre me miro y al notar mi extrañeza me dijo-
- Es una mano salomónica .Esos trazos son  realizados por ellos mismos en su desesperación  buscando explicar su sufrimiento
-Cada articulación de las falanges  y cada porción de las palmas recuerda un tema determinado  de la vida
-Son cinco en total  me dijo .la magnificencia, la compasión, el dolor la esperanza  y una frase  que se inscribe en la palma antes de desembocar en la muñeca que expresa una pregunta ¿ Quien será tan estúpido que no comprenda esto’
El mendigo se acercó a nosotros y quiso hablar  pero la voz se le pego en la garganta, se esforzó, entonces  le dieron náuseas y oprimiéndose el estómago  comenzó a vomitar  
Yacía en el suelo  de tal forma que parecía muerto, Jerónimo se acercó   y le puso la mano sobre la frente.
Al poco tiempo el hombre reaccionó  miró al padre con ojos afiebrados y levantándose con esfuerzo se alejó, con paso titubeante   hacia la calle oscura.
Estaba en la misma actitud de la víspera. Tenía sus manos apretadas en un rezo y no me sintió llegar.
Con voz quebrada rezaba “Lleno de dolor, acúsome ante vos, Dios mío de todos los pecados que he cometido .Señor  escucha mi suplica  y concédeme el perdón a mis pecados”
Una y otra vez repetía el salmo.
Nos sentamos a su lado, junto al fuego  y con cautela .El hombre que a todo esto estaba callado  parecía  ausente. Yo  tampoco  sabía como comenzar a hablar  y creyendo que serias un signo de amistad le estiré mi mano
.
Miro a su alrededor con ojos desorbitados y luego con vos pastosa  y débil, casi como es secreto, comenzó el relato,  interrumpido, a veces por un gemido lánguido.
El padre Jerónimo aclaro que solo eran momentos de lucidez, espacios de la mente que lo retornaban a la realidad en la que podían sentirse parte del mundo .Pero solo eran momentos, solo eso .
El mendigo comenzó su relato, con sus manos entrelazadas y mirando a un punto fijo .
-Yo era un médico que hacia sus primeras armas en la corte del rey  .Decidido a buscar la cura de la enfermedad de la mente ,me embarqué  en una aventura  que significaba andar experimentando con muertos  para demostrarle a la humanidad que   es posible saber el origen y la cura de la locura
Una noche en que  caminaba por un oscuro callejón escuche los gemidos de un hombre que agonizaba perforado su vientre con una daga. La sangre se esparcía a su alrededor y  con los ojos fijos en el cielo oscuro , con una profunda herida en el pecho.
Lo recogí y lo lleve a mi casa y allí pensé que tal vez ese hombre podría ser el primer paso hacia la explicación de tantas  cosas que no entendíamos los médicos  y así fue que  cometí el mayor de los perjuros  a los ojos de Dios y de los hombres
Me miro y entre sollozos siguió el relato.
-Ya en mi laboratorio Lo acosté sobre una mesa  le saque su   raída chaqueta y  como aun respiraba lo  dormí con una mezcla de alcanfor y éter
 
Estaba a punto de iniciar la trepanación de si cráneo cuando recobro el conocimiento y entonces me miro, sufrió una convulsión  y echando hacia atrás sus ojos  y escuche voces que salían de su garganta.
Desde la profundidad de su delirio  comenzó un crujir de dientes y espasmos delirantes que lo retorcían como una víbora.
El temor se apodero de mi  cuando, un vomito espeso salió de su boca y  pude entonces dar cuenta de aquello que me había dicho    un antiguo  medico de la corte,  que los demonios   residen en el vientre de los enfermos de melancolía  para aterrorizar las mentes  y las almas.
Los demonios se apoderan de un hombre cuando quieren su mal  y festejan la agonía de los pecadores .Les trastornan sus sentidos y al final  los habitan para siempre.
Mientras relataba una agitación creciente se había apoderado de el  y hasta parecía que había  recuperado, en parte, su cordura.
 
 
Su voz se había hecho más suave y sus ojos tenían un fulgor extraño.
Cuando el enemigo de la naturaleza humana fuese sentido  aprovecha a la persona  que fue tentada  hasta traerla a su depravación  con engaños .Dijo
Entonces la mente se distrae y se enferma con una rara enfermedad, una desolación del alma,  tristeza y melancolía .Esa alma ya no le pertenece al hombre  y migra hacia lugares oscuros y desconocidos.
Esto aun no han podido curarlo la ciencia ni los médicos porque solo es posible  que desaparezca con la propia vida del desgraciado, explicó.
 
Me quede atónito ante tal relato y entonces el hombre volvió a mirarme con mirada ausente, De pronto  como movido por una fuerza irrefrenables, .Se levantó de su asiento y camino hacia las penumbras de  callejón.
Por un instante salió de mi vista,  todo quedo en silencio  hasta que pasado un momento un rugido feroz me sobresalto de pies a cabeza. El mendigo estaba parado a contraluz, con una daga en su mano izquierda  retorciéndose sobre sus piernas  y  mascullando palabras inentendibles a la par que  un liquido espeso  salía de su boca.
Se lanzo sobre mí, y en un desesperado intento corrí  hacia la salida, una nube negra me cerró la visión y un silencio profundo me abarcó.
Desperté tendido en una mesa de laboratorio Con los pies atados  y las manos  extendidas sobre mi cabeza .A mi lado el padre Jerónimo y un desconocido me miraban y conversaban entre si
-Este pobre muchacho está al borde de la locura .Su padre me ha dicho que fantasea con  la cura de los enfermos de melancolía,
Que ha gastado fortunas intentando sacarlo de esa alucinación y no ha podido lograrlo , ahora es nuestro tiempo ,dijo mientras besaba un crucifijo que llevaba colgando del cuello.
El otro hombre se cerco a mi, me miro y reconocí su rostro Era el hombre del callejón aquel que yo había intentado convencer de su curación.
Tenía en su mano un filoso estilete  
 
Eche para atrás mi cabeza en u intento de escapar del dolor y mis ojos se posaron en mi mano  izquierda .Unos extraños grabados  estaban impresos en su palma  y una pregunta sin respuesta ¿Quien será tan estúpido que no comprenda esto’?
Los ojos se me cerraron y la oscuridad me abarcó hasta el alma.
 
 
 
 
 
 
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publicado por mirtaesteves a las 18:01 · 1 Comentario  ·  Recomendar
 
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Comentarios (1) ·  Enviar comentario
La última foto, me ha parecido muy ameno, me hubiera gustado que fuese más largo pero ya saeis si lo bueno es breve es dos veces bueno. Enhorabuena por vuestra web. Besotes.
publicado por dondup, el 03.08.2013 12:25
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